Clorindo Testa

El visionario Clorindo Testa, nacido en 1923, forjó su educación en la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó en 1948. Trabajando en conjunto con Santiago Sánchez Ella, Federico Peralta Ramos y Alfredo Agostini (SEPRA), la creación de la central del Banco de Londres y América del Sur en Buenos Aires, Argentina (1959-1966), se erige como un imponente ejemplo del brutalismo.

La fachada futurista, compuesta por elementos de hormigón prefabricado y escotaduras redondeadas, captura la atención, mientras que un enorme portón de entrada resalta el acceso al edificio. Los pisos superiores cuelgan del techo y los inferiores se apoyan en pilares. El interior alberga una majestuosa escalera de caracol de hormigón y espacios de trabajo diseñados pensando en la escala humana.

La célebre Biblioteca Nacional de Buenos Aires, Argentina (1962-1995), es otra obra maestra de Clorindo Testa. El arquitecto colaboró con Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga de Bullrich en este proyecto. A pesar de su larga historia de construcción, atribuida en parte a causas políticas, el edificio culminado en los años 90 conserva una estética de los años 70. Esta escultura arquitectónica se eleva como un monumento en un parque, sostenida por cuatro columnas que no interrumpen los senderos del área verde. El almacén se encuentra bajo tierra, mientras que las salas de lectura están por encima de las copas de los árboles.

La urbanización de playa La Perla en Mar del Plata, Argentina (1985-1990), fue diseñada junto a Juan Genoud y Osvaldo Álvarez Rojas. Este complejo de edificios construido junto al mar con hormigón y ladrillo holandés alberga instalaciones sanitarias y centros comerciales, conectando el paseo marítimo con la playa a través de escaleras y terrazas.

Clorindo Testa dejó una huella imborrable en la arquitectura argentina, gracias a sus construcciones y proyectos audaces y su predilección por el hormigón. En la última etapa de su carrera, sus proyectos evolucionaron hacia una estética más fragmentada y colorida. El edificio de oficinas del Colegio de Escribanos de la Capital Federal en Buenos Aires, Argentina (1998), diseñado junto a Juan Fontana y el Sevi Studio, busca una conexión visual con los edificios vecinos. Por otro lado, una galería de arte en Pinamar, Argentina (1997-1998), se dispersa en una serie de volúmenes aparentemente independientes.