Schneider + Schumacher

Till Schneider (nacido en 1959) y Michael Schumacher (nacido en 1957) son dos destacados arquitectos que estudiaron juntos en la Universidad de Kaiserslautern y en la Escuela Superior Federal de Bellas Artes de Fráncfort. A lo largo de sus carreras, ambos colaboraron con numerosos arquitectos. Schumacher incluso tuvo la oportunidad de trabajar con Norman Foster por un tiempo. En 1988, estos talentosos arquitectos decidieron unir fuerzas y establecer su firma en Fráncfort, dando vida a Schneider + Schumacher.

En la década de los noventa, Schneider + Schumacher diseñaron un edificio emblemático para la agencia de publicidad J. Walter Thompson en Fráncfort (1995). Este paralelepípedo de seis pisos, cerrado en los laterales, presenta fachadas transparentes en sus lados largos, dejando al descubierto su estructura interna y una escalera elegantemente visible desde el exterior.

Su portafolio de proyectos incluye la Oficina de Información sobre Temas de Arquitectura en la plaza de Potsdam, Berlín (1995), que luce un audaz color rojo y escaleras exteriores sostenidas por soportes inclinados. En 1998, diseñaron el edificio de oficinas de KPMG en Leipzig, cuyas fachadas redondeadas en la esquina de la calle reflejan los históricos edificios circundantes.

Schneider + Schumacher también fueron responsables de la remodelación de la fachada de un almacén de gran altura para la empresa de lámparas ERCO en Lüdenscheid (2001). La fachada traslúcida permite vislumbrar los movimientos internos del almacén, y la cubierta, diseñada en colaboración con el planificador de luces Uwe Belzer, presenta una imagen de código de barras con líneas de luz azul que cambian de posición, visibles durante la noche.

En 2001, Schneider y Schumacher construyeron el Museo del Campo Soviético Especial de Sachsenhausen en Oranienburg, cerca de Berlín. Este sencillo edificio plano alberga una exposición sobre la historia del campo desde 1945 hasta 1950, después de haber sido utilizado como campo de concentración. Con fachadas sombrías y casi cerradas, excepto en la entrada, el diseño no oculta la tristeza del paisaje ni los escasos testimonios arquitectónicos del lugar.