Kay Fisker

El reconocido arquitecto Kay Fisker (1893-1965) completó sus estudios en la prestigiosa Real Academia de Bellas Artes de Copenhague en 1920. Inspirado por sus viajes a Europa, China, India y Japón durante la década de 1920, Kay Fisker dejó su huella en diversos proyectos de viviendas, cuyo clasicismo nórdico armonizaba con el estilo de la época.

Uno de sus primeros trabajos, el Hornbaekhus de Copenhague (1923), es un imponente conjunto de fachadas de ladrillo amarillo que abarca más de 200 metros. Sus ventanas de travesaños rodean un patio ajardinado. Para la Exposición de París de 1925, diseñó el pabellón danés, una obra cubista de ladrillo con muros exteriores realzados por bandas horizontales de cerámica en tonos claros y oscuros.

A partir de 1930, Kay Fisker colaboró con Christian Frederik Maller en un estudio de arquitectura. Juntos crearon el sanatorio antituberculoso para niños de Vordingborg, Dinamarca (1936-1938), entre otras obras.

Fisker es especialmente recordado por la construcción de la Universidad de Århus (1931-1941), un proyecto que lideró junto a Møller, Poul Stegman y el arquitecto paisajista C. Th. Sørensen. La propuesta combinaba elementos tradicionales y modernos, situando los edificios en un espacioso parque accidentado y dándoles un aspecto ligeramente distinto según su función, con la cerámica amarilla y la forma del tejado como elementos constantes.

El complejo residencial Voldparken de Husum, Copenhague, Dinamarca (1949-1951) se construyó después de la Segunda Guerra Mundial y consistió en aproximadamente 1.400 viviendas, centros comerciales, jardines de infancia, una escuela y otros servicios. Fisker participó en la planificación y diseño de un bloque de viviendas y la escuela de enseñanza primaria, caracterizándolas por sus fachadas estructuradas con balcones regularmente encajados.

La Academia Danesa de Roma, construida por Fisker, se inauguró en 1965. Además de su carrera como arquitecto, desde 1936 ejerció la docencia y colaboró en la revista danesa Arkitekten. Sus diseños de muebles y aparatos domésticos también reflejaban su estilo arquitectónico, con líneas y formas claras.