


Obra
Según las estadísticas, el templo de la Sagrada Familia es hito arquitectónico más visitado de España junto con la Alhambra de Granada. Aunque las estadísticas pueden variar con el tiempo, la Sagrada Familia siempre será, año tras año, la obra más visitada del arquitecto catalán.
Historia de la basílica
La Basílica de la Sagrada Familia, un hito arquitectónico sin igual en Barcelona, tiene una historia rica y profundamente arraigada. Esta monumental obra comenzó en 1874 por iniciativa de José María Bocabella, fundador de la Asociación Espiritual de Devotos de San José. Consciente de los desafíos sociales y el empobrecimiento moral de la época, Bocabella impulsó la idea de construir una iglesia dedicada a la Sagrada Familia a través de un sistema de suscripciones públicas, que se apoyó en un rico círculo de contactos internacionales y no contó con financiamiento directo de la Iglesia.
El proyecto se ubicó en dos hectáreas del modesto Barrio del Poblet, un área entonces en proceso de urbanización. El arquitecto inicialmente asignado fue Francisco de Paula del Villar, quien propuso un diseño tradicional y seguro. En 1882, con las excavaciones para la cripta ya terminadas, Villar se retiró del proyecto por diferencias con Bocabella, también pudo influir la inseguridad que generaba la inusual forma de financiar la iglesia o quizás tenía algunas obras de mayor envergadura por aquel entonces. Juan Martorell, quien asumió brevemente el proyecto, recomendó a Antonio Gaudí, un joven arquitecto de 31 años que ya había comenzado a hacerse un nombre en Barcelona, como su sucesor.
Gaudí, quien a lo largo de su carrera cultivó un estilo único y visionario, aceptó el encargo y asumió el control en 1883. Se sumergió en la Sagrada Familia con vigor y determinación, modificando el diseño original de Villar, aumentando la altura de la bóveda de la cripta y rediseñando las columnas. La iglesia prosperó bajo su dirección, a pesar de las interrupciones ocasionadas por sus compromisos en otros proyectos. En 1914, decidió consagrar todos sus esfuerzos a la Sagrada Familia, incluso viviendo en el lugar de construcción en un gesto de devoción obsesiva.
Gaudí nunca esperó que la iglesia se completara durante su vida. Veía su creación como una obra de generaciones, similar a las catedrales medievales. Al momento de su muerte en 1926, la iglesia aún estaba lejos de terminarse, pero un grupo de colaboradores cercanos, incluyendo a Sugrafies, Quintana, y Matamala, se comprometieron a continuar su visión.
Sin embargo, la Guerra Civil Española en 1935 y el consiguiente incendio que arrasó con parte del edificio y los planes originales de Gaudí, supusieron un duro golpe para la construcción. Fue solo después de la celebración del centenario de Gaudí en 1952 que se reanudó la construcción con renovado vigor.
Aunque el trabajo en la Sagrada Familia continúa hasta el día de hoy, la comunidad arquitectónica sigue dividida sobre cómo mantener viva la visión original de Gaudí. Algunos argumentan que sin la directa orientación del maestro, es imposible hacer justicia a sus ideas. Otros defienden que la obra debería evolucionar con las contribuciones modernas. A pesar de las opiniones encontradas, la Sagrada Familia persiste como un emblema de Barcelona y de la visión duradera de Gaudí.
Concepto y estilo
Antonio Gaudí, el genio detrás de la Basílica de la Sagrada Familia, tenía una visión única para la arquitectura, inspirada por su entendimiento profundo de la naturaleza y las matemáticas. En su obra, se inclinó por concentrar la «energía vital» dentro de la estructura del edificio, sin necesidad de aumentar el tamaño de los pilares o el grosor de los muros. Gaudí veía la bóveda y el pilar como partes inseparables, formando una unidad dinámica.
Su visión para la Sagrada Familia fue a contracorriente de los estilos arquitectónicos tradicionales de la época. En lugar de seguir la línea vertical gótica, optó por un orden parabólico oblicuo, donde las columnas canalizan y equilibran las fuerzas y empujes, pareciéndose a cañas inclinadas que prolongan la bóveda en una línea parabólica continua. Este concepto clave se convirtió en el eje de su investigación durante más de tres décadas.
Gaudí trabajó con un método empírico, improvisando a medida que avanzaba la construcción, sin necesidad de un plan definitivo previamente dibujado en papel. El arquitecto siempre buscó perfeccionar sus estudios a través de la investigación y la experimentación cautelosa, un proceso que podía durar años. La elaboración de la cripta de la Sagrada Familia, por ejemplo, necesitó cuatro años de trabajo intensivo.
De forma experimental, Gaudí redescubrió y aplicó el sistema funicular, descrito en el siglo XVIII por el matemático y arquitecto italiano Giovanni Poleni, aunque no hay evidencia de que Gaudí estuviera familiarizado con las teorías de Poleni. Esto se demostró en la construcción del modelo para la iglesia de la Colonia Güell, un laboratorio arquitectónico para Gaudí, donde utilizó hilo, pesos, pegamento y trozos de tela rígida para visualizar el esqueleto y la estructura mecánica del edificio.
La estructura parabólica de las naves de la Sagrada Familia era para Gaudí la solución constructiva ideal, ya que recreaba un espacio infinito abierto a Dios. Esta solución evitaba la rigidez del neogótico planteado por Francisco del Villar, e incorporaba a la arquitectura sagrada el movimiento y la vida de la curva vegetal en constante crecimiento.
Las columnas de la Sagrada Familia no son cilíndricas sino que presentan una sección horizontal en forma de estrella, inspirada en el crecimiento de los árboles y la rotación de los planetas. Gaudí las diseñó de tal manera que las columnas juegan un papel activo en la estructura del edificio. Así, en lugar de ser meramente soportes pasivos, las columnas se convierten en parte del movimiento del conjunto.
Las ventanas fueron dispuestas de forma tal que la luz se difundiera a través de los espacios entre las columnas, sin revelar la fuente de luz. Gaudí comparó el efecto con el de un bosque. También, en la parte inferior de las paredes de las bóvedas, planeaba representaciones de agua corriente con peces.
Gaudí, convencido absolutamente de sus ideas, ejercía un efecto hipnótico sobre sus contemporáneos y futuros arquitectos. Su rareza y genio atrajeron a estudiantes y jóvenes arquitectos a la Sagrada Familia, y se deleitaba en explicarles las técnicas de construcción y el significado simbólico de la iglesia. En definitiva, Gaudí fue un maestro en fusionar la teoría y la práctica, innovando con cada detalle y dando forma a la icónica Sagrada Familia que conocemos hoy.
El templo
La Sagrada Familia, enmarcada en el esquema tradicional de la cruz latina de las catedrales góticas, destaca por sus impresionantes dimensiones. Con cinco naves longitudinales, tres transversales y un ábside en forma de lóbulo, así como nueve capillas (siete de las cuales están en el ábside), la iglesia abarca 108 metros de longitud y asciende a 170 metros de altura. Esta majestuosidad la coloca en un nivel superior al de la Basílica de San Marco en Venecia y la proyecta a una altura superior a la de la Basílica de San Pedro en Roma.
El plan original del templo contemplaba una cúpula central en honor a Jesucristo, rodeada por otras cuatro dedicadas a los evangelistas San Marcos, San Lucas, San Juan y San Mateo. Se había planificado que las torres con agujas portaran los símbolos respectivos de estos evangelistas: el león, el buey, el águila y el ángel. Además, se preveía que dos haces de luz se proyectaran por la noche, uno hacia la tierra simbolizando la luz del Evangelio que ilumina a la humanidad, y otro hacia la cruz central en tributo a la divinidad de Cristo.
Diseñada para ser el punto focal en el paisaje urbano de Barcelona, la Sagrada Familia está posicionada a unos cuatro metros sobre la calle, lo que ofrece un acceso escalonado a través de una serie de escaleras. La intención de Gaudí era que la iglesia se asentara en una cruz latina con una nave ancha de cinco pasillos y transeptos de tres pasillos. El presbiterio en el extremo norte albergaría siete capillas, dos sacristías y una capilla central de la Asunción. A su vez, se había previsto la construcción de un baptisterio y una capilla de confesión a ambos lados de la entrada principal en el extremo sur.
El altar principal se planeó para estar elevado a casi dos metros del suelo, y se concibió como una simple mesa en la que se suspendería un crucifijo rodeado de ramas de vid. Las grandes ventanas de casi veinte metros bañarían de luz la nave, la cual se planeaba como un bosque de columnas dedicadas a santos, apóstoles y obispos. El diseño de estas columnas estriadas incluía la bifurcación en la parte superior hacia pequeñas cúpulas hiperbólicas con un óculo central para difundir la luz. Se esperaba que la iglesia pudiera acomodar a unas 13.000 personas en bancos de piedra diseñados para evitar el cruce de piernas.
La disposición interior del templo se diseñó siguiendo rigurosamente las prescripciones litúrgicas, con el altar como centro de atención. Este último, diseñado sin retablo por Gaudí, resaltaba la importancia de la Santa Mesa. El diseño poco convencional incluía un claustro para rodear toda la iglesia, aislándola del ruido de la calle y proporcionando espacio procesional.
Dominando el concepto del templo está el énfasis en la verticalidad, simbolizando la unión del cielo con la tierra. Se planeó una torre central sobre el crucero para representar a Cristo, la cual estaría rodeada por cuatro torres más pequeñas simbolizando a los Evangelistas. Además, se proyectaron cuatro torres de campanario en cada una de las tres fachadas, alcanzando unos 91 metros de altura, para representar a los doce Discípulos.
La cripta
Iniciada en 1882 bajo la dirección de Francisco del Villar, la cripta de la Sagrada Familia pasó a manos de Gaudí en 1883, quien modificó el diseño incorporando elementos naturales en los capiteles y elevando la bóveda para mejorar la luz y la ventilación. Gaudí reubicó el altar mayor y añadió dos escaleras de caracol en los costados. La construcción de la cripta se extendió hasta 1891.
La cripta, situada 10 metros por debajo del nivel de la calle, tiene una forma semicircular, con una longitud de 40 metros y una anchura de 30 metros. Contiene varias capillas dedicadas a la Sagrada Familia de Jesús, todas dispuestas en una rotonda. Además, hay cinco capillas en línea recta, entre ellas, una dedicada a la Sagrada Familia que alberga el altar. Las sacristías están ubicadas bajo las escaleras de caracol.
La cripta posee bóvedas de estilo gótico, cada una de ellas decorada con diversos motivos. En la cripta se encuentra un mosaico romano, vidrieras de vivos colores, y pilas de agua bendita hechas con grandes conchas marinas. Gaudí también diseñó varias lámparas y mobiliario litúrgico para la cripta.
La cripta y el taller de construcción fueron gravemente dañados en 1936 durante la Guerra Civil española, perdiéndose algunos de los planos originales de Gaudí. Sin embargo, la tumba de Gaudí quedó intacta. Entre 2007 y 2009, la cripta fue rehabilitada, incluyendo la instalación de nuevos cimientos y la renovación del mosaico y las vidrieras. En 2011, un incendio provocado destruyó casi toda la sacristía, pero no afectó a elementos históricos valiosos como las vidrieras originales de Gaudí.
El ábside
El ábside de la Sagrada Familia, situado entre las fachadas del Nacimiento y la Pasión, es un componente esencial y detallado de esta monumental obra arquitectónica. Este espacio, encapsulado por un claustro, alberga en su núcleo la futura Capilla de la Asunción y dos sacristías, de las cuales una ya se encuentra completa.
La admiración de Gaudí por la Virgen María se ve plasmada en el ábside, ya que todo el espacio está dedicado a ella. En línea con los deseos de su fundador, Bocabella, el ábside consta de siete capillas absidiales consagradas a los siete dolores y alegrías de San José, divididas por ocho majestuosos contrafuertes que se alzan hasta los 50 metros de altura.
Adornando el ábside, se encuentran esculturas que rinden homenaje a los santos fundadores de varias órdenes religiosas y anagramas representando a Jesús, la Virgen María y San José. Los pináculos, coronados con esculturas de flora local, parecen ofrecer un ramo de flores a la Virgen.
El interior del ábside es tan impresionante como su exterior, albergando cincuenta y seis esculturas de ángeles, distribuidas entre las siete capillas. Cada capilla está embellecida con símbolos de las antífonas de la última semana de Adviento, también conocidas como «antífonas de la O».
La futura Capilla de la Asunción, diseñada a partir de un detallado proyecto de Gaudí, busca evocar la procesión de la Virgen de Agosto en la catedral de Gerona. Este diseño incluye una linterna que se elevará hasta los 30 metros de altura.
Las sacristías, con una altura proyectada de 35 metros, se edificarán sobre una base cuadrada de 18 x 18 metros. La sacristía occidental, construida entre 2011 y 2016, presenta una forma octogonal en su primer nivel y culmina con una cúpula conformada por doce paraboloides. La decoración de esta sacristía incluye inscripciones del Apocalipsis en catalán, figuras cerámicas de Cristo y el monograma JHS en vidrio veneciano dorado, todo ello rematado con un anillo de bronce y la corona de la vida.
El ábside se completa con una cúpula ligeramente más baja, dedicada a la Virgen María, siguiendo la tradición bizantina, y coronada con una estrella brillante. Además, las doce torres de campanas que adornan las tres fachadas del templo simbolizan a los primeros doce obispos, es decir, los doce Apóstoles, retratados como si estuvieran sentados en sus respectivos púlpitos.
Las torres
Las torres de la Sagrada Familia constituyen uno de los elementos más característicos de la obra maestra de Gaudí, proporcionando una marcada verticalidad al templo que lo hace visible desde cualquier punto de la ciudad de Barcelona. El diseño del templo cuenta con 18 torres, cada una de ellas con una altura y diseño específico, destinadas a simbolizar a los apóstoles, los evangelistas, Jesús y la Virgen María.
La altura de las torres varía, siendo las más bajas las correspondientes a las torres del Nacimiento y la más alta la torre de Jesús, que alcanza los 172,50 metros. Cada torre posee un diseño único, partiendo de una base cuadrada que se convierte en circular, pasando por formas elípticas hasta llegar a segmentos de paraboloides interseccionados.
Las cimas de las torres son también distintivas, variando desde pináculos de mosaico veneciano con escudos y esferas representando la mitra episcopal, hasta esculturas del Tetramorfos en las torres destinadas a los evangelistas. Las torres no sólo cumplen una función estética, sino que también sirven como campanarios, albergando un total de 84 campanas. Cada torre porta inscrito en latín el nombre del apóstol que representa y está asociada con una constelación zodiacal específica.
Las torres fueron diseñadas de manera ingeniosa para que el sonido de las campanas se proyectara hacia el suelo en lugar de dispersarse por el aire, probablemente fruto de estudios cuidadosos de Gaudí para aprovechar los efectos sonoros del viento. El arquitecto siempre mantuvo la intención de conservar la unidad en su iglesia, reflejada también en el diseño de las torres.
La construcción de las torres centrales se inició en 2015 y 2016. La torre de María fue finalizada en noviembre de 2021, mientras que las torres de Lucas y Marcos se completaron en 2022. Se prevé que las de Juan y Mateo se terminen en 2023, y se estima que la de Jesús podría estar finalizada en 2026. Una vez completada, se espera que la Sagrada Familia se convierta en el edificio más alto de Barcelona, una representación física del impacto y la trascendencia del proyecto de Gaudí.
Fachada del Nacimiento
Sólo la Fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia fue construida durante la vida de Gaudí, y su elaborada riqueza en parte se explica por una generosa donación realizada justo antes de que se comenzara. Fue construida entre 1893 y 1936, está orientada al levante (nordeste) para recibir el sol del amanecer, buscando representar la alegría asociada al nacimiento de Jesús. Las esculturas originales fueron hechas por Llorenç Matamala y Joan Matamala.
Está dividida en tres, de izquierda a derecha, los Portales de la Esperanza, la Caridad y la Fe.
Fachada del Nacimiento
La fachada del nacimiento, construida entre 1893 y 1936, está orientada al levante (nordeste) para recibir el sol del amanecer, reforzando la alegría del nacimiento de Jesús. Se destaca por su decoración exultante, evocando la vida. Esta fachada se divide en tres arquivoltas, que presentan tres pórticos: el de la Esperanza a la izquierda, el de la Fe a la derecha y el de la Caridad en el centro.
Portal de la Caridad
Dedicado a Jesús, este portal muestra varias escenas del nacimiento de Jesús, incluyendo la Anunciación y la Coronación de María, junto con la Adoración de los Reyes y la Adoración de los pastores. En el dintel de las puertas figura la inscripción «Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae voluntatis». La puerta de este portal está decorada con hiedras (símbolo de obediencia) y flores de calabaza (símbolo del matrimonio).
Portal de la Esperanza
Este portal está dedicado a San José. Entre las escenas que se presentan aquí están los Esponsales de la Virgen María y San José, la Familia de Jesús, y La Huida a Egipto. Este pórtico está rematado por un gran pináculo semejante a los peñascos de Montserrat, con la inscripción latina «Salva nos». La puerta de este portal presenta cañas, como las del río que cruzó la Sagrada Familia en su huida a Egipto.
Portal de la Fe
Dedicado a la Virgen María, este portal muestra la Inmaculada Concepción, la Visitación, la Presentación de Jesús en el templo, Jesús trabajando de carpintero, y Jesús predicando en el templo. La puerta de este portal contiene rosas silvestres sin espinas, siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que quitó las espinas a las rosas.
Fachada de la Pasión
La Fachada de la Pasión de la Sagrada Familia inició su construcción en 1956 siguiendo fielmente las pautas y los planos originales creados por Gaudí antes de su fallecimiento.
Esta fachada se orienta hacia el suroeste permitiendo que el sol poniente ilumine sus detalles, buscando transmitir un sentimiento de dolor y sacrificio. Las seis grandes columnas inclinadas, junto a un gran porche superior en forma piramidal compuesto por dieciocho columnas que evocan huesos, sostienen la fachada, culminada con una gran cruz. Las torres se dedican a los apóstoles Santiago el Menor, Santo Tomás, San Felipe y San Bartolomé, y su construcción se completó en 1976.
Este portal del transepto occidental, diseñado por Gaudí alrededor de 1917, empezó a materializarse en 1960 bajo la dirección de Quintana y Puig Boada. Los componentes angulares de la fachada, junto con sus tensas estructuras, manifiestan la angustia del calvario de Cristo y la severidad del sacrificio. Gaudí visualizó esta fachada como una representación austera y simplificada del sufrimiento de Cristo durante su crucifixión, destacando la desnudez de la piedra sin adornos. En palabras del mismo Gaudí, la fachada fue diseñada para inspirar temor mediante el uso de técnicas de claroscuro y formas angulares. La decoración escultórica de la fachada se dio por finalizada en 2018.
Fachada de la Gloria
Concebida como la entrada principal de la Basílica de la Sagrada Familia en Barcelona, la Fachada de la Gloria promete ser la más impresionante y monumental de las tres. La idea es que fuera iluminada por el sol de mediodía y fue diseñada para celebrar la resurrección de Jesús. El inicio de su construcción se remonta al año 2002 y los planes originales datan de 1916-17, aunque es la parte menos documentada de la iglesia.
Este diseño refleja la intención de Gaudí de que los portales de la iglesia sirvieran como «la biblia de los pobres», iluminando y enseñando a través de la arquitectura y el arte. El pórtico principal de esta fachada se concibió con siete columnas inclinadas, las bases de las cuales mostrarían los pecados y los capiteles representarían las virtudes. La terraza frente al pórtico albergaría otros elementos simbólicos como una fuente con cuatro chorros y un candelabro triple.
El interior
Alejándose de su proyecto inicial de neogótico, Gaudí ideó un concepto más naturalista para el interior de la Sagrada Familia, con columnas que imitan troncos de árboles en lugar de los tradicionales contrafuertes góticos. Este diseño innovador no solo era estéticamente atractivo, sino que también permitía que el peso de las cubiertas se descargara de manera eficiente en el suelo.
Este cambio estilístico, combinado con la implementación de técnicas arquitectónicas avanzadas, creó un interior que evoca la sensación de estar en un bosque. En el diseño de Gaudí, los pilares de la nave principal asemejan palmeras, mientras que los de las naves laterales imitan laureles. Estos elementos naturales simbolizan varios conceptos, incluyendo la gloria, el sacrificio, el martirio y la inteligencia.
La construcción del interior de la iglesia fue un proceso gradual que se extendió a lo largo de varias décadas. Las naves comenzaron a construirse en 1987 y las bóvedas laterales se completaron en 1997. Las bóvedas centrales, junto con las del transepto y el ábside, se finalizaron en 2000 y 2010 respectivamente.
La precisión en el diseño de la estructura de la iglesia fue tal, que Gaudí y su colaborador Sugrañes publicaron los cálculos de la nave principal en 1923, a partir de estudios de estática gráfica. No obstante, estos cálculos tuvieron que ser revisados y actualizados en 1985 para cumplir con las normativas modernas. Este proceso fue llevado a cabo por un equipo de arquitectos liderado por Carles Buxadé, Joan Margarit, Josep Gómez, Ramón Ferrando y Ágata Buxadé, quienes diseñaron una estructura continua de hormigón armado desde los cimientos hasta las bóvedas.
Además, Gaudí concibió un plan detallado para la iluminación artificial del interior, al estilo de los destellos de luz de la visionaria obra «The Cathedral of Socialism» de Feininger. Según sus planos, los rayos de luz deberían estar escondidos en las secciones poliédricas de las torres, iluminando tanto la torre central como el suelo del templo, como una metáfora de la luz del Evangelio iluminando a la humanidad.
El exterior
El exterior de la Sagrada Familia es otro elemento que demuestra el ingenio y la creatividad de Antoni Gaudí. El templo está rodeado por un claustro en forma de U, diseñado para aislarse de los ruidos exteriores y crear un ambiente propicio para las procesiones. Este diseño único también tiene el propósito de proteger el templo de las variaciones climáticas.
La conexión de la catedral con la naturaleza se extiende hasta los jardines planeados para rodearla, proporcionando una barrera adicional contra el mundo exterior. Las entradas a estos jardines están ubicadas a ambos lados del portal principal, permitiendo a los visitantes apreciar la serenidad del espacio antes de entrar al templo.
Los muros exteriores de la Sagrada Familia presentan una combinación de estilos arquitectónicos. Los ventanales siguen tres tipologías distintas, reflejando la transición de Gaudí del neogótico a un enfoque más naturalista en sus últimos años. En estos muros, las inscripciones en latín y catalán alternan con columnas salomónicas rematadas por las letras griegas alfa y omega, añadiendo un nivel adicional de simbolismo a la construcción.
La atención al detalle de Gaudí también se aprecia en los elementos decorativos del exterior. Las naves laterales cuentan con ventanales que culminan en frontones adornados con cestas de frutas, simbolizando los dones del Espíritu Santo. Los pináculos de la nave central están decorados con los símbolos de la Eucaristía, mientras que los muros exteriores exhiben representaciones de diversos oficios tradicionales. Además, sobre cada ventanal, se pueden observar las figuras de varios santos fundadores, aportando una dimensión espiritual adicional a la fachada de la iglesia.
La Sagrada Familia hoy
La Sagrada Familia de Gaudí, es uno de los siete edificios que construyó en Barcelona y sus alrededores. Estas obras, auténticas joyas de la arquitectura, han sido reconocidas como Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1984 y 2005, demostrando la importancia y relevancia de Gaudí en el ámbito de la arquitectura global.
Estas construcciones notables marcan la excepcional contribución de Gaudí a la evolución de la arquitectura y las técnicas de construcción durante la transición entre el siglo XIX y el XX. Las obras de Gaudí son la manifestación de un estilo personal y ecléctico demostrando su habilidad, en la arquitectura y el paisajismo, pasando por la escultura y una amplia variedad de artes decorativas.
La obra de Gaudí en la Sagrada Familia, particularmente su trabajo en la Fachada de la Natividad y la cripta, se cuenta entre sus edificaciones más emblemáticas. Junto con el Parque Güell, el Palacio Güell, la Casa Milá, la Casa Vicens, la Casa Batlló y la cripta de la Colonia Güell, estas construcciones forman un legado incomparable que continúa inspirando a arquitectos y visitantes de todo el mundo.
Sagrada Familia
Arquitecto:
Antoni Gaudí
Ubicación:
Barcelona, España
Promotor:
Junta Constructora del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia
Año:
1882-actualmente
Superficie:
4,500 m2
Estilo:
Modernismo


Obras relacionadas
Bibliografía
Blanch, E. B. i., & Aldeasa. (2006). Gaudí.
Obras de Antoni Gaudí. Whc.unesco.org
Flores, C. (1989). Arquitectura española contemporánea, I 1880-1950. Aguilar Maior.
Descharnes, R. (1989). Gaudí, the visionary. The Viking Press.